Invasiones en el sector de Pan de Azúcar: Belencito

Por: Sonia Osorio Cantillo.  

El barrio Belencito, ubicado dentro del sector Pan de Azúcar de la ciudad de Ibagué, acusa a la ciudad con su amplia proliferación de invasiones que, a lo largo del tiempo, vienen asentándose por muchas familias, en diferentes predios de la zona. La problemática tiene implicaciones que van desde lo individual hasta lo colectivo.

Las invasiones, además de ser un atentado contra la propiedad privada, generan otros problemas como inseguridad, conexión fraudulenta a los servicios públicos, hacinamiento, insalubridad, entre muchos otros.

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Foto tomada por: Sonia Osorio

El arquitecto y experto en el tema, Jorge Cantillo, explica la situación que viven las personas, una vez llegan a la ciudad en condición de “asentamientos subnormales”, como técnicamente se le debe llamar al ingenio de crear sus propias viviendas dentro de predios privados o del municipio. Cantillo dice que “estas personas llegan a invadir el primer lugar desocupado que encuentren, sin que les importe mucho si los cambuches o casas que van a construir tengan las estructuras adecuadas o se encuentren sobre suelos que, por su consistencia, no estén aptos para la construcción de viviendas”.

Eduardo Velez, un habitante del sector contó a este medio la situación tan preocupante que viven las familias invasoras, pues las lluvias por esta época han ocasionado empozamientos de agua en casas, que no cuentan con un sistema de recogimiento. Esto ha traído para los habitantes múltiples problemas de salud, como fuertes gripas y molestos problemas en la piel a causa de los mosquitos. Además, contó que  se registró el deslizamiento de una casa que alertó a los vecinos, que también podrían verse afectados, pues sus casas, que ya llevan más de 15 años de asentamiento dentro del predio, y que se legalizaron como zonas habitables, podrían verse perjudicadas, pues las nuevas invasiones han tomado espacio en lomas peligrosas geológicamente hablando, ubicadas encima de sus casas. En palabras más concretas, esto vendría a ser, no solo un problema de riesgo individual sino también comunitario, pues un deslizamiento podría ocasionar tragedias e incluso pérdidas humanas.

La ingeniera y geotecnista María Camila Osorio, relaciona ese deslizamiento con la posible falta de evaluación de riesgos por parte de la entidad encargada en el Municipio de Ibagué: “La evaluación debe estar dirigida a la medición del riesgo para la mitigación de los daños. Es una regla de tres, en donde se revisa qué tan apto y bueno está el suelo, si la estructura está construida bajo las normas de sismoresistencia y si hay vidas humanas allí. De esto depende la calificación de alto, medio o bajo riesgo, por parte de los evaluadores. Una vez se tiene este concepto, el municipio deberá ofrecer soluciones a los habitantes, como los programas de reubicación temporal, mientras se hace trabajo técnico en la zona de riesgo, o programas de reconstrucción de sus viviendas, si el tema es más de estructura”.

Pero la situación no termina allí. El problema de las invasiones también tiene implicaciones sociales.

Según Garcia Villegas, en su artículo urbanización por invasión. conflicto urbano, clientelismo y resistencia en Córdoba (Colombia) “La invasión permite a la gente obtener un lote y, a la vez, le proporciona la experiencia y el material simbólico para la construcción identitaria: la identidad de cada barrio se funda en la gesta de la invasión, cuyos protagonistas son el fundador y su comunidad. Puede afirmarse entonces que al lado de la dimensión propiamente política, el dispositivo de las invasiones tiene una dimensión comunitaria que se configura alrededor del líder, quien aglutina, organiza y guía a los invasores. Por esto, al referirnos a las invasiones como dispositivo, entendemos este término no solo como mecanismo para producir una acción, sino, en el sentido de Foucault, como proceso en el que múltiples focos de poder se entrecruzan, se chocan o se contraponen "como prácticas inscritas en una dinámica de conflicto que da lugar a una teoría de la verdad que reafirma las posiciones de las prácticas".

Con todo lo anterior, es importante y urgente que se tomen medidas por parte de las entidades encargadas, para evaluar y, posterior a ello, determinar si se vulnera en esta esfera de la sociedad ibaguereña, la integridad física y moral de sus habitantes. Esto visto dentro del marco legal del derecho fundamental a una vida digna, postulado dentro de la constitución política colombiana.

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