“(...) se siente un clima de revolución, de lucha y de una ciudad ilustrada”: Daniel Devia.

Daniel Humberto Devia Beltrán, de 21 años, es un estudiante ibaguereño de séptimo semestre de Comunicación Social y Periodismo, de la Universidad de Ibagué, quien, además, es técnico en Producción de Cine y Televisión. En la actualidad se encuentra en Argentina realizando un intercambio académico en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

El Anzuelo Medios (E.A.M.): Daniel, ¿cuáles fueron sus primeras impresiones en esta ciudad?

Daniel Devia (D.D.): Desde el primer momento en que llegué a Buenos Aires, me sentí en un lugar muy distinto, no parecía Latinoamérica. Las calles muy al estilo europeo, en donde los edificios altos y antiguos hacen que parezca que estás caminando por París o por la Gran Vía en España, incluso por el viejo Manhattan, de Nueva York.

Buenos Aires es una ciudad grande, pero no caótica. Su buen sistema de transporte la hace estar a la vanguardia, porque sus buses y las líneas del subterráneo conectan todos los rincones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), como también la llaman.

En Buenos Aires se perciben modas y costumbres antiguas que aún perduran y que pienso son increíbles, como el hecho de ver algunas mujeres con peinados altos, hombres con abrigos de tiempos olvidados, jóvenes leyendo el diario en físico, enamorados comprando flores en los kioscos de las esquinas y familias yendo a los cinemas y teatros locales asistiendo a obras o funciones alternativas, propias, no tanto de la industria. Y la costumbre que más me encanta es poder ir a una cafetería y ver a la gente que conversa, interactúa, disfruta de la comida y se ven pocas personas conectadas a su celular o computador.

De igual forma, en Buenos Aires se siente un clima de revolución, de lucha y de una ciudad ilustrada. Cada día se ve una marcha o una manifestación en la calle, en donde los militantes rechazan cualquier adversidad del Statu quo. En donde su activismo es sano y con argumentos, no es un simple revuelto en donde rompen vidrios, tiran papas bombas o dañan su propia ciudad. Una ciudad en donde su historia la convierte en una metrópolis fuerte que ha sobrevivido a los golpes de la política y sin duda es "la ciudad de la furia" que menciona Ceratti en una de sus canciones. Una ciudad en donde cualquiera habla, conoce y defiende su historia, sin importar a qué ideología política se aferra. Kirchnerismo y Macrismo.

E.A.M.: ¿Por qué decidió ir a ese lugar?

D.D.: Decidí Buenos Aires porque me pareció un reto, y una experiencia que no debía dejar pasar. Aparte de Buenos Aires había dos opciones, la primera era Entre Ríos, en Argentina y, la segunda, era Piauí, en Brasil. Sin dudarlo, dije Buenos Aires porque no quería ciudades pequeñas y porque la oferta era en la Universidad de Buenos Aires, la mejor en Iberoamérica.

E.A.M.: ¿Cómo fue el proceso institucional para que los estudiantes conozcan la ruta?

D.D.: En la Oficina de Relaciones Internacionales enviaron un comunicado en el que mencionaban que se daba apertura a la convocatoria de movilidad internacional, en donde una de esas convocatorias estaba la BECA que otorgaba la Alianza ASCUN. Me inscribí a las tres universidades, teniendo como opción principal la UBA. Esperé los resultados, los cuales no tardaron mucho tiempo porque al mes ya había sido seleccionado.

E.A.M.: ¿Cómo fueron las primeras semanas allí?

D.D.: Las primeras semanas fueron de adaptación y un poco preocupantes. El viaje a Argentina fue inesperado y no tenía nada planeado, solo la documentación. Tuve la ayuda de un amigo que me brindó en la primera semana, el “kit básico” para sobrevivir en Buenos Aires. Me explicó los lugares que eran recomendados para estar, los que no. De igual forma me enseñó a acoplarme a la moneda local y a los precios promedio de los productos de la canasta básica. En el momento de conocer a mis compañeros de intercambio, ya todos tenían un lugar en donde vivir porque habían llegado semanas atrás. En mi caso, llegué justo una semana antes de iniciar las clases y no había visitado dormitorios, hostales o residencias. Es decir, que debía preocuparme porque los precios iban a subir por el problema de la inflación. Así que, luego de conocer dónde iba a cursar mis estudios, comencé a conocer la zona y me instalé en un lugar a 700 mts de mi facultad. En pleno corazón de Buenos Aires lo cual me ha permitido conocer, relacionarme y disfrutar con mis compañeros y amigos del intercambio. Estoy viviendo en Monserrat, el barrio más antiguo de Buenos Aires, un barrio que sobrevive al cambio de lo moderno.

E.A.M.: ¿Qué aspectos culturales fueron determinantes para su relacionamiento?

D.D.: El principal aspecto cultural fue el idioma. Viví en Estados Unidos unas temporadas y sé lo que es limitarse al hablar porque no conoces todas las palabras y es difícil entender a un ciento por ciento. Pero el estar viviendo en un país de habla hispana hace más fácil relacionarse, romper el hielo e intercambiar culturas. Es increíble poder conocer nuevas palabras, expresiones y modismos del mismo español y poder adaptarlas, adquirirlas e incorporarlas a tu lenguaje. Ya tendré que pensar dos veces cuando regrese a Colombia si “Tomo el bus” o “Cojo el bus”, porque luego de la mala experiencia que tuve en Argentina al decir la palabra “coger “, no querré repetirla.

 E.A.M.: ¿Cuál es el panorama del campo de la comunicación y el periodismo en ese lugar?

D.D.: El campo del periodismo y de la comunicación en Argentina se ve preocupante y no creíble. Me he enterado por una clase y por lo que he leído, que en los últimos meses han despedido a varios comunicadores sociales y periodistas de los principales medios públicos del país y, algunas veces, ha habido retiros voluntarios que parecen sospechosos porque son supuestos despidos maquillados como renuncias. Estos despidos son preocupantes porque están afectando la calidad y objetividad de los medios del gobierno. Pareciera que quisieran ocultar información y manipularla con menos personal. Y algo que más llama la atención es que el mismo Gobierno ha modificado el tiempo de los noticieros de 30 a 15 horas semanales. Es decir, que tienen menos tiempo al aire y los trabajadores están perdiendo horas de trabajo y esto ha generado que los periodistas se vayan a huelga, hagan paro e incluso han hecho campañas para rescatar a la televisión pública. Pero a la vez, estas acciones han generado que haya persecución a periodistas, se les baje el salario a varios de ellos y hasta hayan hecho despidos masivos como el caso de la agencia de noticias más importante de Argentina, Télam, en donde se despidieron a 357 trabajadores.

E.A.M.: ¿Cuál es el aporte que le ofrece el intercambio, en términos académicos?

D.D.: El principal aporte que me ofrece el intercambio es la forma en que puedo comprender otras realidades del periodismo. De cómo puede ser uno solo en su fin, y como puede variar en su ejecución y estudio. Es el mismo sistema de recolectar, sintetizar, jerarquizar y publicar pero, lo que cambia, es el contexto territorial, la política, las necesidades del oficio, las dificultades del día a día y no hay que olvidarse del cómo se enseña. Ha sido difícil adaptarme a las clases porque son muy teóricas, he tenido que leerme un libro en una semana y entenderlo para no perderme en el siguiente tema. Es un ritmo interesante que indirectamente ayuda a tu conocimiento y, a la vez, te hace pensar que acá se lee más que en Colombia pero que, a su vez, en Argentina no hay tanta práctica del periodismo universitario antes de graduarse. Lo anterior son contrastes que me hacen comparar, tomar lo bueno de cada país y adaptarlo a mi formación académica.

E.A.M.: ¿Qué ventajas tiene para su proceso de formación realizar un proceso de intercambio?

D.D.: Las principales ventajas radican en el conocimiento adquirido por medio de las personas que me rodean en mi día a día. Estar en la UBA me ha permitido conocer personajes increíbles, como mis compañeros de intercambio, quienes, en su gran mayoría, son los mejores estudiantes de sus facultades en cada país del que provienen. Cada uno de ellos, sin importar su carrera, tienen algo que llama la atención en su forma de aprender, de comprender el mundo y de cómo transmitir lo que saben. Cada uno de ellos tiene un factor común y es el de expandir el conocimiento; tenemos la curiosidad de saber de todo. Debe ser porque somos viajeros y eso hace que tengamos la noción de turistas, todo nos sorprende y cualquier cosa es valiosa para saber más y más de ella, y es allí en donde creo que se hace fácil la percepción de lo que cada uno me brinda. Conocimiento, experiencias y anécdotas que te quedarán toda la vida y te convertirán en una personas más receptiva, tolerante y visionaria.

Redacción: El Anzuelo Medios de la Universidad de Ibagué.