¿El agua será el elemento de la tercera guerra mundial?

Por: Ana María Cifuentes Grimaldo 

En un discurso pronunciado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, arrojó una perspicaz y alarmante visión del futuro. Se refirió a la "policrisis", un término que abarca las numerosas amenazas que acechan la vida humana. Pero lo que más destacó de su discurso fue su advertencia sobre la futura guerra por el agua, planteando una cuestión trascendental: ¿Estamos al borde de la tercera guerra mundial?

La preocupación de Petro sobre la guerra por el agua no es infundada. Desde hace años, los líderes mundiales han adoptado los Objetivos de Desarrollo Sostenible, uno de los cuales se centra en "agua limpia y saneamiento". Sin embargo, el tiempo apremia, y la fecha límite para alcanzar estos objetivos es 2030. Si no actuamos de inmediato, podríamos enfrentar consecuencias catastróficas.

Gustavo Petro apuntó al cambio climático como la causa subyacente de todas las guerras actuales, y su predicción de que en 2070 Colombia podría convertirse en un desierto es escalofriante. Además, advirtió que los pueblos se desplazarán en busca de las escasas reservas de agua restantes. Esto resalta la urgente necesidad de abordar el problema del agua a nivel mundial antes de que se desencadenen conflictos aún más devastadores.

Petro no está solo en su alarma. Ismail Serageldin, exvicepresidente del Banco Mundial, afirmó hace casi dos décadas que "si las guerras del siglo XX lucharon por el petróleo, las guerras del próximo siglo serán por el agua". Esta profecía se vuelve cada vez más inquietante a medida que la demanda de agua aumenta y las reservas disminuyen. Actualmente, mil millones de personas carecen de acceso a agua potable, y las estimaciones de las Naciones Unidas advierten que cinco mil millones podrían verse afectadas por la escasez de agua en la próxima década.

Además, los conflictos relacionados con el agua están en aumento, y en 2020 se registraron 140 de ellos en todo el mundo, según el Pacific Institute. La falta de acceso al agua es una amenaza cada vez más seria, especialmente en tiempos de sequías y fenómenos climáticos extremos. La diplomacia del agua se vuelve esencial para evitar la escalada de la violencia asociada a los recursos de agua dulce.

El discurso de Gustavo Petro ante la ONU no es solo una advertencia, es un llamado a la acción urgente. La futura guerra por el agua no es un escenario que debamos aceptar como inevitable. La generación de hoy debe unirse en la búsqueda de soluciones globales para preservar este recurso vital y evitar conflictos destructivos. Si no actuamos de inmediato para garantizar un acceso equitativo al agua y abordar el cambio climático, podríamos estar condenando a futuras generaciones a un mundo de escasez y conflictos que podrían cambiar la faz de la humanidad.  

 

*El contenido aquí plasmado corresponde a la opinión personal del columnista y no involucra la línea editorial de este medio de comunicación.

 

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