Criticar es sabroso
Por: Alejandro Vargas
En diferentes medios de comunicación han titulado la ignorada que sufrió el presidente Colombiano Gustavo Petro ante la 77° Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Y era de esperar, en su enredada mente segura se visualiza como el mesías que va a llevar a la humanidad por otro camino, pero la realidad es totalmente distinta. El país que dirige se encuentra en dirección contraria a lo que expresa en su discurso.
Como enamorado que seduce habla Petro; su extravagante discurso es de admirar. Seguramente, esa fue el arma que utilizó para cautivar a los millones de colombianos que votaron por él, pero lastimosamente como dice el dicho: las palabras se las lleva el viento. El tiempo ha pasado y los colombianos se están cansando de sus promesas incumplidas. Según la encuesta realizada por Datexco la desaprobación del mandatario se mantiene en 62% en el mes de septiembre del año 2023.
Si analizamos el discurso de Gustavo Petro ante la ONU es como si a Carlos Antonio Vélez le dieran la dirección de la Selección Colombia de fútbol, tiene las respuestas a todo, pero a la hora del té no sale con nada.
Un día un señor en la calle le decía a su pequeño hijo que los mediocres eran quienes criticaban todo lo que los rodeaba, y que los líderes son aquellos que desde sus acciones inspiran a su entorno a cambiar.
La principal premisa del discurso del mandatario colombiano hace crítica a las guerras presentadas a nivel mundial. Pero en su país, a pesar de sus esfuerzos en conseguir la paz, los actores armados son los que están comandando en el territorio. La tranquilidad de los colombianos es prácticamente nula.
¿Con qué autoridad se le habla al mundo cuando el territorio colombiano está en otra dirección?
Según un estudio presentado recientemente por la Corporación Excelencia en Justicia, en el primer semestre del año 2023 cada 40 minutos asesinan a una persona en Colombia, es decir, al día se presentan 36 homicidios.
Ahora bien, los jóvenes han decidido, y seguirán en esa línea de irse del país. Puesto que, lastimosamente, oportunidades no se están presentando en el territorio. El precio de vida está aumentando, y no es culpa de nadie más, sino del Estado colombiano mejorar la calidad de vida. No es culpa de ningún sistema capitalista, es culpa de un Estado que siempre ha llegado tarde, que ha ignorado las problemáticas de la región y que ha destinado sus recursos en viajar por el mundo, culpando a otras naciones.
En fin, el discurso de Petro se puede resumir en culpar a los demás.
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