Por: María José Cuesta & Nicolé Juliana Cerón.

 “Aspiro a morir con la camiseta de periodista puesta”.

A paso lento, luciendo su camisa blanca y su boina gris que cubría con elegancia su cabello ya escaso por los años, llegó el maestro Javier Darío Restrepo a la Universidad de Ibagué. Tras 53 años en el oficio de periodista, Javier Darío Restrepo fue invitado a inaugurar la cátedra sobre ética periodística que llevará su mismo nombre. Desde este enfoque obtuvo el premio a la ética periodística del centro latinoamericano de prensa en el año 1997.

Pocos saben que Javier Darío Restrepo fue sacerdote durante 18 años. Este hecho fue vital en su vida, para, a partir de una investigación, comenzar a hablar de la ética. Sin embargo, desde muy joven comenzó a aprender pequeñas lecciones que lo llevaron a reflexionar unos años más tarde. Restrepo considera que un periodista sin autocrítica y humildad, no ejerce su profesión de manera adecuada. Para ejemplificar ello, menciona una de las experiencias que como él expresa es “impresionante” puesto que, según él, el reconocimiento llega a cegar los intereses de un profesional. Este es el caso de un reconocido locutor en Colombia, que a raíz de la fama se sumerge en el mundo de la droga, terminando en el “cartucho” de la ciudad de Bogotá.

Javier Darío Restrepo con su voz fuerte pero desgastada por los años, cuenta que tuvo la oportunidad de entrevistar este personaje durante su proceso de rehabilitación. Allí, se da cuenta de que su entrevistado es totalmente consciente de que la droga no es la causa de su caída, por el contrario es el ego. “Me pareció impresionante ese testimonio, pero es la tentación que tenemos todos los periodistas. Sentirnos tan importantes, que lo demás no nos importa” comentó Restrepo acerca de esa experiencia.

El leve desinterés que demostró por su reloj de cuero negro con micas delgadas y tablero blanco, evidencia que el tiempo puede ya no ser un factor determinante en su vida. Por el contrario, dedica su tiempo a hacer lo que le gusta, pues de esta manera comparte su conocimiento a la nueva generación de periodistas. Durante el tiempo en que estuvo dando su entrevista a El Anzuelo Medios, el único hecho en el que demostró prisa fue al pensar en su vuelo de regreso a casa.

“La similitud entre la madre teresa de Calcuta y un periodista, es que no miramos a los demás para aprovecharnos de ellos, por el contrario brindamos ayuda”, de esta manera Darío Restrepo ejemplifica lo que para él debe ser la misión de vida de un periodista. Y es que para este maestro de la ética, este tema no gira solamente en torno a la vida profesional, por otro lado va mucho más ligado a la vida personal.

La experiencia que le han otorgado sus 84 años de vida, le permiten a este personaje tener una amplia visión del mundo en cuanto a diversos temas. Al tener esta madurez intelectual, logra fusionar su fe espiritual y el conocimiento, dando como resultado reflexiones adaptables a todo tipo de creencia. Una de ellas es que el estar bien con Dios y con los otros es considerado lo más ético, porque para él la ética es sinónimo de sensibilidad.

Darío Restrepo es un personaje que ha vivido los cambios tecnológicos que han generado una sociedad más diversa. Sin embargo, aunque la tecnología avanza con mayor frecuencia, Restrepo ha logrado adaptarse y hacer un buen uso de ella aunque considera que su uso excesivo puede dormir la capacidad intelectual del ser humano. Aun así los cambios que sus años le han generado lo llevaron a adquirir los audífonos que lo caracterizan. Hoy en día es el elemento tecnológico que más utiliza, puesto que le permiten tener una mejor calidad de audición. Además de ello, fomentaron su sentido del humor dado que no se avergüenza al momento de mofarse de sí mismo.

Su piel pecosa, sus anteojos sin marco y el bastón que lo acompaña a todas partes, demuestran que a Javier Darío Restrepo no le han pasado los años en vano. Aun así le han permitido lograr un estilo de vida orientado al crecimiento personal, y es que en este momento este personaje brinda enseñanzas inigualables a aquellos periodistas en formación. Según él, no se puede ser ético y conformista, esta ha sido una de las frases que ha aplicado a su vida llevándolo a pensar que cada hombre es escultor de sí mismo.

Esto finalmente fue lo que le permitió ejercer su carrera profesional y llevar una vida acorde a sus reflexiones y perspectivas, convirtiéndolo en la persona y el profesional audaz que es hoy en día, porque si algo ha logrado Darío Restrepo es enorgullecerse de su labor como periodista y del mismo modo todo lo que esta conlleva a tal punto de querer morir con la camiseta de periodista puesta.

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