Omar Alexander, de la vida circense a una oficina

"No sé cómo diseñaron un vestuario para mí y me pintaron la cara. Yo le preguntaba: ‘Papi, ¿para dónde voy? y él me dijo ‘Vamos a trabajar mijo.’ y me jaló.


“Yo era un payasito” afirma Omar Alexander Largo, oriundo de la ciudad de Cali y actual representante de las personas de talla baja en el programa de discapacidad en la secretaria de Bienestar Social de la ciudad de Ibagué.

Omar estuvo casi 20 años trabajando y viviendo en el circo, donde creció como persona y tuvo una vida bien vivida, como dice él. Tenía el plan de retirarse de la vida del circo, pero nunca pensó que se iría retirar en la ciudad de Ibagué y mucho menos que trabajaría con el programa de discapacidad.  

Omar Alexander Largo

_¿Cómo ingresa usted al circo?
_“Gracias a mi papá. Mi papá se conoció con mi madre y se enamoraron. Mi papá era propietario de un circo, y él invitó a mi mamá a ser parte de la vida del circo, y a mí mamá le gusto. En los primeros años de la vida de mi madre en el circo, ella también era payasita, pero con el tiempo se fue cansando y se convirtió como en nuestra representante. Pero desde ahí empezamos a aprender la vida artística. Salimos nosotros con la misma sangre, la sangre circense.”

_¿Desde cuándo se empezó a preparar?
_Desde los 5 años. Yo era miedoso, pero mi papá me empezó a maquillar y me empezó a sacar para que yo perdiera el miedo, el nervio.
Mi padre nos enseñó todo. Mi hermano y yo éramos los payasos, siempre hemos sido los dos. Cuando mis padres se separaron, mi padre quedó en Cali, y nosotros seguimos con la misma tradición, seguimos recorriendo Colombia con la vida del circo.

_¿Cómo les enseñó su padre esa vida del circo?
_Mi papá fue un “de todito” en la vida del circo, payaso, malabarista, trapecista, mago. En ese tiempo estaba yo de 5 años, me daba pena. Él no nos sacó así a la fuerza, él nos fue como enseñando. Nos pintaba la carita, parecíamos payasos de verdad, y poco a poco nos sacaba. No nos ponía hacer números peor nos sacaba con los demás payasos para que perdiéramos el miedo.

_¿Cómo fue la primera vez en la que salió usted a hacer un show?
_La primera vez estamos por allá por Nariño, yo tenía como 5 años. Mi papá salió de payaso y le dijo mi mamá: ‘Saquemos al niño, a Omar.’ mi madre se negó debido a que yo estaba muy niño y mi papa insistió ‘Saquémoslo de mera recocha, para que vaya perdiendo el miedo.’ y verdad.
No sé cómo diseñaron un vestuario para mí y me pintaron la cara. Yo le preguntaba: ‘Papi, ¿para dónde voy? y él me dijo ‘Vamos a trabajar mijo.’ y me jaló. El circo estaba a reventar ese día, yo veía que la gente se reía, me puse muy nervioso empecé a sudar. Me sacaron y yo era tieso, no dije ni mu. El público no les prestaba atención a los payasos, sino a mí con esa cara de bobo que tenía. Cuando vi que la gente se ría, empecé a llorar con eso fue que me gané el show. 

Cardenas 4

Mi papá me entró y yo le decía ‘no vuelvo a salir más esa gente es mala, mala, se ríe de mí.’

Una vez yo estaba jugando y llegó la hora de la función:
- ‘Mami voy a salir.’
- ‘¿A dónde?’
- ‘A trabajar.’
- 'Usted está loco'.
Pero yo llegué, me hice un mazacote en la cara, me puse un zapato que no era y así salí. Salieron todos los payasos y salí yo también. Todos quedaron sorprendidos ‘¿Omar?’ y la gente aplaudía, yo seguía con el nervio, pero ya no más. Perdamos el miedo, dije para mí mismo.

Omar realizaba lo más difícil, hacer reír al público. Él era un payasito del circo. “Me gustaba porque para sacarle una sonrisa a alguien, era complicado.”

 _¿Cómo lo conocían en el circo?
En la vida artística, me decían pulguita, la pulga. Que, porque cuando yo era niño, era muy hiperactivo, no me quedaba quieto. ‘Esta pulga sí molesta.’ Decían a cada rato.

_¿Cómo se da la preparación para una persona en la vida en el circo?
La vida del circo es más que todo es concentración, y respeto al trabajo. Nosotros nos preparamos desde los 5 años, mi papá nos dio ese ejemplo a seguir. Con el tiempo me enseñaron a expresarme, lo que tenía que decir al público, a los demás personajes.
Nos dijeron, el circo tiene sus momentos buenos, malos, y gracias a Dios, lo vivimos también. A veces teníamos con que comer a veces, pues no aguantábamos hambre, pero no había suficiente dinero, pero gracias a Dios se trabajaba.

_¿Cómo se da el hecho de ser de talla baja en el circo?
Uno en la vida del circo, se gana admiración, cariño, pero también se gana mucho bullying, mucha grosería. Uno causa admiración en las damas ‘ay, tan lindo.’ Pero hay gente envidiosaque se cree más que uno ‘este enano, yo no sé qué’ groserías para aquí, groserías para allá. Pero nosotros, como si nada.

 

Cardenas 1

La mejor experiencia para Omar en el circo fue haber sido payasito, él ya se estaba acostumbrando al trabajo y lo tomaba como un hobby, le gustaba hacer reír al público, pero ya después de casi 20 años en la vida del circo, tenía planes de retirarse, pero no sabía a donde.

_¿Cómo llega usted a la ciudad de Ibagué?
Mi madre, mi hermano y mi persona duramos casi 20 años en la vida del circo, ya para ese entonces yo tenía el plan de retirarme del circo, pero no sabía para donde. Pero como yo decía, no es tiempo mío, es tiempo de Dios. Y yo le dije, ‘papa Dios, sí es tu tiempo, que nos retiremos algún día.’
Nunca pensé que nos fuéramos a retirar en Ibagué. El circo llegó a la ciudad de Ibagué en sus funciones normales. Una actual compañera, Erika, de talla baja también, asistió a una función y le gusto. Pero nos dijo ‘ese trabajo no es para ustedes’ nos dio a entender que podíamos hacer más.
Ella me dijo ‘¿no le gustaría trabajar con el estado?’
- ‘Sí, ¿qué toca hacer?’
- ‘Lo primero que tienen que hacer, es quedarse, dejar la vida del circo.’
Eso fue un golpe duro, cuando nos dijo eso.

_¿Qué pasó después de ese golpe?
Mi hermano y yo tomamos la decisión, mi madre no quería al comienzo, pero dijo “bueno, ya tomamos la decisión, vamos. ‘Sí Dios nos permitió sacar de aquí, Dios no nos va abandonar.’ Y verdad.
Nos quedamos, y empezamos a hacer las vueltas. Hablamos directamente con el alcalde Alfonso Jaramillo, y él nos dio el apoyo. Nos dijo “Sí, pasen la hoja de vida.” Pero yo nunca pensé que iba a trabajar con discapacidad.

_¿Cómo fue el momento en que usted se entera que le toca trabaja con discapacidad?
A mí me habían dicho que de pronto iba para cultura o para infraestructura, y yo dije ‘bueno, donde sea, igual uno no nace aprendido.’ Cuando mi compañera Erika, ella me dice negro. ‘Negro, ¿sabes con quién vas a trabajar?’ yo, ni idea.

Yo había estado en reuniones con Sindamanoy, coordinadora del programa de discapacidad de la Secretaria de Bienestar Social, pero nunca pensé que íbamos a ser compañeros.

Cuando, me la presentan y me dicen. ‘Ella, ella va a ser tu compañera.’ Yo quedé sorprendido. El primer día nervioso, no sabía ni qué hacer, y la doctora me decía ‘Tranquilo, yo sé qué es eso, tranquilo".

Me dieron el apoyo, me contó todo lo del programa de discapacidad. ‘Usted va a ser como referente de las personas de talla baja’ y ya gracias a Dios le estoy cogiendo el ritmo. 

Mis labores desde la secretaria de Bienestar Social consisten en manejar todo lo relacionado a la carnetización de personas con discapacidad, ser parte de la elaboración de proyectos de inclusión de las personas con discapacidad en la ciudad de Ibagué, y ser el referente de las personas de talla baja.

_¿Tiene planeado volver al circo?
No puedo decir nunca, pero por mi lado, no creo. Pero no sé Dios que le tenga preparado a uno.

_¿Qué proyectos tiene a futuro?
Ahora a quedarme quieto, terminar los estudios, y tomar la carrera de veterinario, que siempre me ha gustado. Con ese propósito estoy sí Dios quiere, apenas coja más fuerza acá.

_¿Cuál es su motivación ahora?
Tengo dos motivaciones, el regalo más sagrado que le puede dar Dios a uno; mi madre. Y el segundo, la niña, mi hija. Ellas son las que me dan fuerza todos los días.

_¿Qué fue lo que más le dejó el circo?
Es una vida muy linda, y esa respuesta te la dará cualquiera. Es una vida muy bacana, bien vivida, ahí es que uno dice, que sí vivió la vida.
Ahora tengo una nueva vida, un nuevo trabajo gracias a Dios, y cada día aprendiendo más.

Desde muy jóvenes nos preparan para una trayectoria de vida basada en el legado de nuestros padres. Pero llega un momento en donde la toma de decisiones definirá nuestros proyectos a futuro. Este es el caso de Omar Alexander Largo, quien cambió de forma inesperada su modo de vivir, basado en el arte y en el espectáculo, para convertirse en el referente de una población en específico y promover su inclusión.


 Por: Valentina Cárdenas, Estudiante de Comunicación Social y Periodismo. Universidad de Ibagué.  

 

El Anzuelo Medios

Masoko

Contacto

 

¡Escríbanos!

 

 Ibagué Tolima

 Carrera 22 Calle 67 B/Ambalá

 +57(8)270 94 00 ext 287

 Fax: +57(8)270 94 43

 elanzuelomedios@unibague.edu.co

Acuerdo de Uso