La línea negra

Samuel Moreno. El que siempre está bailando, el que siempre está haciendo bromas y del que es difícil identificar cuando ha dejado de jugar.

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Hace un par de años, en algún salón de clase de uno de los colegios llamados 'gomelos' en la ciudad de Ibagué, retumbaba el potente y enérgico sonido de un bafle portátil que reproducía Salsa choke, una variación moderna de la salsa clásica, con sonidos más urbanos, letras más sencillas y una forma de bailar un poco diferente. En el salón un circulo de gente que entre risas y aplausos celebraban las ocurrencias de un muchacho alto, moreno y de pelo corto, con pinta de futbolista y talento para el baile. Él es Samuel Moreno. El que siempre está bailando, el que siempre está haciendo bromas y del que es difícil identificar cuando ha dejado de jugar. Potente y enérgico -como el sonido del bafle-, así lo recuerdan sus compañeros, profesores y entrenadores, la constante alegría que irradia lo destaca de las demás personas en el aula y en la cancha.

Conocí a Samuel a mediados del 2015, cuando llegó proveniente del colegio Comfatolima, con el propósito de terminar su bachillerato, a mi colegio, el Champagnat de Ibagué. Su plan era terminar allí su secundaria para cumplir con las exigencias de su familia y después dedicarse a cumplir su sueño, ese que está lejos de un aula y permanece cerca de un balón de fútbol. Samuel es de esos pocos a quienes la «madurez» no les desenfocó su mirada del balón, y hoy por hoy, está en el equipo sub-20 del Once Caldas, con el sueño de hacer  su debut como futbolista profesional, aplazado por una pandemia.

Samuel nació el 4 de mayo del 2001 en la clínica SaludCoop de la 104 en Bogotá, es el primero de dos hijos del matrimonio entre Harold Moreno y Luz Campaña, ambos de Quibdó, ambos amantes del fútbol, el baile y la 'recocha', rasgos que no solo se reflejan, sino que constituyen la parte más importante de la personalidad de Samuel. Harold es militar, esta situación llevó a nuestro personaje a acostumbrarse desde muy pequeño a los traslados. A sus 19 años, Samuel sabe lo que es vivir en más de 7 ciudades de Colombia, «cada una con su encanto» [sic] - según dice - «en cada una he conocido personas especiales» [sic].

Sin embargo, fue en Medellín donde conoció al amor de su vida. «Tenía seis años y estaba jugando una recocha con amigos, yo aún no sabía nada, solo corría para allá y para acá, en una de esas me cayó el balón y 'patié' a donde saliera, fue gol y salí corriendo a celebrar, después me di cuenta que los del equipo rival celebraban conmigo, había hecho un autogol, desde ahí supe que quería ser delantero» [sic], cuenta entre risas, durante una video llamada que, si bien inició en términos formales y con lenguaje periodístico, poco a poco se fue transformando hasta parecerse más a una conversación entre dos excompañeros de colegio.

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Samuel atendió más de una vez y sin ningún reproche mis llamadas y preguntas. Poco a poco entre las respuestas literales que expresaba y su actitud al hablar, fue apareciendo una cara suya que muchos desconocen, la de un soñador que ama a su familia, que le entrega sus sueños a Dios y que ama el fútbol, incluso más que el baile, aunque no haya sido nada fácil responder esa pregunta. «difícil, desde pequeño siempre he estado en cualquier actividad que sea baile, siempre que dicen baile ahí estoy, pero si debo escoger, por la estabilidad que brinda, por mí mismo y por mi familia, me quedo con el fútbol» [sic].

«Potente y alegre» [sic], también son las palabras que vienen a la mente del portero Juan Camilo Osorio, cuando se le pregunta por Samuel. Entrenaron juntos en el 2016 cuando un día cualquiera de clases Osorio le recomendó que fuera a Atlético Ibagué. Compartieron pasillos en el colegio y equipo, tanto en la selección escolar, como en Atlético Ibagué. Así nació, entre el arquero y el delantero, una de las amistades más grandes que Samuel forjó en la 'Ciudad Musical'. Pero, «el tema de las amistades cuando uno está comenzando en el fútbol es complicado. Cuando crees que tienes un amigo con quien contar, se va de la ciudad buscando oportunidad en otro equipo, o te vas tú, ese tema es difícil» [sic]dice Samuel.

Su familia siempre le inculcó el valor del deporte, «desde pequeño mi papá quería que hiciera algo de deporte, que entrenara lo que fuera, pero que hiciera algo» [sic]. El estudio también era una de las condiciones puestas desde casa, terminar al menos el bachillerato. A pesar de haber amado el fútbol durante casi toda su vida, cuando cursaba el sexto grado -primero de bachillerato- en el Liceo Militar Santa Bárbara de Bogotá, lo sedujo la robótica y la construcción de «seguidores de línea», pequeños vehículos autómatas que mediante un sensor siguen una línea negra trazada en el piso. Llegó a construir uno propio, pero Samuel siempre ha tenido una línea marcada por el amor a un deporte, y la ha seguido en todo momento, sus sensores siempre se han visto atraídos con mayor fuerza por el 'deporte rey'. «Quiero ser profesional porque para mí el fútbol es sinónimo de alegría, y no es solo un deporte, es un estilo de vida, el fútbol me ha enseñado a prepararme constantemente para ser mejor y dar siempre lo mejor de mí» [sic].

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Esto lo llevó a buscar una academia en la que pudiera entrenar al llegar a Ibagué en el 2016. «Un día salíamos de clase y Samuel me preguntó qué escuela de fútbol le recomendaba para que entrenara, en ese momento yo era el arquero de Atlético Ibagué, entonces le dije que fuera a esa, ese mismo día en la tarde Samuel estaba inscrito y entrenando donde le dije» [sic]cuenta Osorio. Desde ese momento, nada más desvió a Samuel, siguió la línea negra que lo llevaría unos años más tarde, en el 2018, a las divisiones menores del Deportes Tolima. Allí estuvo bajo la dirección de Gustavo 'La Piña' Mendoza hasta febrero de 2019. «Ahí aprendí muchísimas cosas, fue un ciclo más que todo de aprendizaje, dejé una buena imagen y aún soy recordado por los profesores» [sic], además de esto, allí conoció a Hernán Ramírez, otro portero con el cual desarrolló una buena relación.  

Cuando se le pregunta a Hernán por el adjetivo que mejor describe a Samuel, guarda silencio por unos segundos, un silencio que desemboca en una sonrisa mientras parece recordar algo, «es una persona muy alegre, le gusta estar a toda hora loqueando» [sic]. Además de esto, lo recuerda como la persona con la que mejor tuvo relación mientras estuvo en el Tolima y un jugador de gran potencial, «Samuel es un delantero que siempre está pidiendo el balón, así esté al otro lado de la cancha. Es determinado y eso lo hace un jugador valioso»[sic], pero esto no fue suficiente para dar el salto en Ibagué, un día se cumplió el ciclo de Samuel y tuvo que migrar a tierras cafeteras en busca de una nueva oportunidad en el fútbol colombiano.

«En Tolima terminó el ciclo, se cumple la edad y hay más gente en la fila, o te suben a la profesional o es el fin de tu historia en las inferiores» [sic], explica Samuel, quien después de su paso por la cantera del 'Vinotinto y Oro' conoció una de las caras menos amables del fútbol. Se separó por primera vez de su familia y fue a vivir a una casa hogar en la ciudad de Armenia. La Liga de Fútbol del Quindío era la oportunidad más clara para Samuel en ese momento, y aunque vinieron momentos difíciles por la lejanía de los suyos, su amor por el fútbol y el sueño de la profesional lo mantenían, y lo mantienen aún en la lucha por lograrlo.

Luis Enrique Oviedo contactó a Samuel para que fuera a probar suerte en tierras quindianas, el ex-arquero del Deportes Quindío, hoy miembro del cuerpo técnico, tuvo bajo su cargo al 'seguidor de línea' bogotano, de ascendencia chocoana, durante unos meses. Juan Camilo Osorno, curiosamente otro portero de nombre similar al de Atlético Ibagué, se encargó de dar buenas referencias de Samuel al profe Oviedo, con el fin de que lo contactara y lo llevara al Quindío. «Me llamarón y allá estuve probando, ahí vino la parte más difícil, pasar de vivir con mi familia a vivir en una casa hogar, aprender las costumbres del juego y a defenderme, pero por otro lado estaba feliz porque estaba en Armenia, una ciudad amañadora» [sic].

Al cabo de unos meses en 'La Ciudad Milagro' se dio el contacto para ir a 'La ciudad de las puertas abiertas' un poco más fría, más alta, más cercana al imponente Nevado del Ruiz, pero así mismo con una oportunidad más fresca. Manizales, la tierra del pasodoble y amabilidad paisa, lo recibió con los brazos abiertos. 

Para Samuel nunca ha significado un dilema pasional el probar con varios equipos diferentes en Colombia, es admirador, según él, «del buen fútbol, en Colombia no tengo un equipo, veo mucho al Barcelona y al Liverpool» [sic]. Con ese pensamiento resuelto a no complicarse pensando en donde cumplirá su sueño, llegó en octubre del 2019 a las inferiores del 'Blanco Blanco'. Con 19 años, se encuentra en un momento clave para su carrera, es por eso que no baja la guardia y sigue preparándose física y espiritualmente para cumplir su sueño de ser futbolista profesional, «todo lo que he vivido, lo que he tenido y todo lo que vendrá es de Dios, eso lo tengo muy claro (…) el tema de la pandemia posiblemente aplace un poco mis planes, pero tengo fe y expectativa de lo que pueda pasar el próximo año» [sic]. 

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Sus dos amigos porteros, coinciden en que Samuel tiene lo necesario para ser jugador de fútbol profesional, «está muy cerca, tiene que seguir manteniendo lo que lo hace ser él, su alegría, disciplina y humildad lo van a impulsar»[sic], dice Osorio con orgullo notable, como si de un hermano suyo se tratase. «Tiene que esperar con paciencia la oportunidad, el día que le den minutos, seguramente la va a romper»[sic], asegura Ramírez con convicción en el talento de quien un día fue su compañero de equipo. 

Esto se ve reflejado en que su nombre ya comienza a mencionarse entre los miembros de una de las hinchadas más tradicionales del país. 'Fidelidad Blanca Once Caldas' se identifica en twitter como 'Grupo de hinchas del Once a lo largo del país y del mundo. Amantes del respeto en el fútbol', la cuenta tiene un poco más de 10.300 seguidores y entre sus trinos ya han dedicado un espacio, no solo para contar quien es Samuel, sino para pedir a las directivas del Once Caldas que no esperen más para la firma de su contrato.

«Él es Samuel Moreno, Joven delantero que viene superando todos los filtros en el Once Caldas, de raíces chocoanas, espera una oportunidad con contrato en el club. Se prueba desde octubre del año pasado, quienes le han visto lo referencian con aptitudes. ¡Que lo firmen ya!» [sic] (ver imagen).

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En tiempos de Covid-19 casi todo es incierto, y más en materia de deporte, la pandemia ha aplazado decenas de competiciones, y con ellas, sueños. Como Samuel, hay cientos de jóvenes en Colombia que desean ser futbolistas y que desde su casa hacen lo que sea necesario para no perder su estado físico, que esperan como leones enjaulados y ansiosos, el momento de volver a las canchas para cumplir sus sueños, Samuel ha demostrado ser paciente y persistente, además de capaz. Solo el tiempo mostrará a donde llevará la línea negra trazada en el suelo, a este seguidor de línea, o de sueños cuyo sensor cada vez siente más cerca el momento de recibir un balón en un partido de fútbol profesional.


Realizado por: Juan Manuel Capera, estudiante del Programa de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Ibagué.


 

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